Serie colaborativa de retratos y autorretratos donde confluyen la práctica pictórica y la selfie.  La relación entre modelo y artista es mediada por dispositivos móviles, los cuales sustituyen la mirada directa por imágenes compartidas que sirven de referencia para el ejercicio pictórico.  A partir de ciertas pautas, los modelos realizan autoimagenes en un intento de exploración de distintos estados emocionales y físicos involucrados en sus momentos de soledad y descanso.

La imagen fotográfica deja de ser la permanencia de un recuerdo; el autorretrato la expresión del complejo mundo interior del autor, para juntos transformados en forma de selfie, promover la contundencia de un mensaje, sea con el fin de seducir y agradar en imágenes idealizadas o porqué no, también provocar la atención y la empatía mediante la exposición de estados emocionales disfóricos.

Las limitaciones formales en el ejercicio de la pintura, que contemplan un encuadre, formato y paleta específicos, sirven para enfatizar el estado emocional de los retratados, que al exponerse en solitario, muestran su individualidad en un juego de homologación a partir de poses y gestos codificados.